Ahora llega el bajón.
La resaca del tiempo perdido.
Del amor abortado.
De la soledad vencida en imágenes difusas de esplendor.
Ahora llega el silencio,
abandonar la espada,
intentar sumergirse en el olvido,
dejarse llevar por la quimera del naufragio
en volutas de sal embravecida.
Ahora solo queda mirar hacia atrás
y dar por bueno todo lo aprendido,
aunque no fuera cierto.