La gente prefiere ser correcta a ser auténtica.
Felizmente triste a tristemente feliz.
Angélica y pura a puta y lasciva.
Ser hada en vez de bruja.
Ser príncipe en vez de bufón.
Ser margarita en vez de piedra persistente, doliente… eterna.
La gente prefiere imaginarse ser
aunque conozcan su propio destino.
Yo elegí ser… pese a todo.
Y así me va.