SUPERVIVENCIA EMOCIONAL

Bienvenidos al hogar de mi alma

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85 AÑOS SIN ANTONIO MACHADO

Huye del triste amor, amor pacato,
sin peligro, sin venda ni aventura,
que espera del amor prenda segura,
porque en amor locura es lo sensato.

Ese que el pecho esquiva al niño ciego
y blasfemó del fuego de la vida,
de una brasa pensada, y no encendida,
quiere ceniza que le guarde el fuego.

Y ceniza hallará, no de su llama,
cuando descubra el torpe desvarío
que pedía, sin flor, fruto en la rama.

Con negra llave el aposento frío
de su tiempo abrirá. ¡Desierta cama,
y turbio espejo y corazón vacío!

TODO LO QUE NO SE DICE

Todo lo que no se dice se queda temblando en los enjambres del azafrán, en la mimética hoja del orégano, en la persistente raíz del tomillo que busca el sur perfecto de una brújula enamorada del viento en su imperfecta cordura.

Todo lo que no se dice hiberna en el furor de las cañerías agridulces, en la dualidad de los guantes enhebrados con la lana de la distancia, en las alfombrillas tenaces de los coches sin rumbo que inventan rutas hacia el norte de la luz.

Todo lo que no se dice acaba oculto en los baúles de la tristeza, como leves pinzamientos en las vértebras del miedo, como caústicos sollozos que buscaran la muerte sobre las fosas vacías de huesos y besos, frente al tétrico holocausto de los abrazos inventados.

Todo lo que no se dice, amor: jirones de naufragio sobre los caudales secos de la memoria.

2011

ESCRIBO VERSOS

Escribo versos porque hace frío

y me tirita el alma.

Porque es sábado y sabe a lunes,

y cumplo años,

y ya soy vieja -joven anciana-,

y tú no estás,

y el teléfono de Dios comunica,

y mis hijos no vienen,

y mi infierno se agranda.

Escribo versos para no suicidarme

con una soga de esparto y de nostalgia.

Ediciones Torremozas

40 AÑOS SIN CORTÁZAR

Julio Florencio Cortázar

26-agosto-1914 Ixelles, Bélgica

12-febrero-1984 París, Francia

EL DIARIO A DIARIO

Un señor toma el tranvía después de comprar el diario y ponérselo bajo el brazo. Media hora más tarde desciende con el mismo diario bajo el mismo brazo.

Pero ya no es el mismo diario, ahora es un montón de hojas impresas que el señor abandona en un banco de la plaza.

Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que un muchacho lo ve, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas.

Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que una anciana lo encuentra, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas. Luego se lo lleva a su casa y en el camino lo usa para empaquetar medio kilo de acelgas, que es para lo que sirven los diarios después de estas excitantes metamorfosis.

Historias de Cronopios y de famas

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