¡¡Ay Marihisteria!!… ¡¡tenía tantas ganas de hablar contigo!!
Han pasado un montón de cosas desde que no hablamos…
Ha cambiado el gobierno, bueno, está en paréntesis como la juventud de mi hija y mi propia menopausia.
He cambiado el calendario.
Las pastillas de la tensión y la marca de la leche, ahora la tomo sin lactosa, cosas de la edad, supongo.
Reconozco que la vida me gusta, me excita, me enamora,
pero también es cierto que, en muchas ocasiones,
se me hace muy cuesta arriba.
Demasiados vértigos.
Demasiadas incógnitas.
Demasiados pecados incidiendo en la beatitud de un suspiro.
Vivir es lo que tiene: la sorpresa de ese instante que nos limita o purifica
en el eterno albor del pensamiento.
Por eso a veces, sólo a veces, me pregunto: ¿Y si me «desapunto»?
¡¡Ay Marihisteria!!…¡¡qué ganas tenía de hablar contigo!!