Bienvenidos al hogar de mi alma

Mes: diciembre 2015

Besar y amar, también para el 2016


Seguir las tradiciones.
Comer turrón.
Besar.
Saludar.
Tocar la pandereta.
Rezar a un dios profano.
Soñar con un año lleno de espumillón y sin un cáncer de colon.
Desengancharme de la dieta.
Engancharme a los versos de ti,
desengancharme de los versos de ti, también.
Imaginarme que hay vida más allá de la vida.
Soñar con la luz más allá de la bombilla.
Respirar.
Seguir siendo yo misma pese a todo.
Pese a todos.
Pese a nadie.
Seguir.
Respirar.
Besar.
Besar.
Besar.
Y, también bailar.

 

Adopte un poeta por Navidad


Son muchos los poetas que vagan desnudos por las páginas indecisas de los libros sin título.
Muchos los que se dejan caer entre los megabites de los tratamientos de texto.
Muchos los que acaparan el Facebook con postales idílicas y frases que no les pertenecen.
Si quieren ser buenos con la humanidad:
adopten un poeta por Navidad.

Coplas quebradas, sonetos, romances y pareados.
Abetos, papás noeles y jesusitos rosados.
¿Quién no quiere tener un poeta retozando en la puerta del portalico
merendando polvorones, turrón del duro mientras se inventa un villancico?
Si quiere ser alternativo, diligente y creativo
(con lo que se lleva en estos tiempos, al menos de boca para afuera)
adopte en Navidad a un poeta.

Al resto déjenos morirnos en paz sobre el impertinente ritmo del verso libre,
sobre la descabalada hambre del verbo inconcluso,
del voto derramado,
del latido detenido en el vértice pluscuamperfecto de los historiadores sin memoria,
de las urnas ahuecadas por el miedo y el olvido.

Déjennos suicidarnos felices sobre los lechos manchados con el sudor de la esperanza,
que ya vendrán otras voces para redimirnos de la vanidad que habita estos días oscuros sin preguntas ni cabal escrutinio.

Espéranos Daniel Esteve


Por la senda abrupta que conduce a la cima sin límite.
Por el desolado barranco de las respuestas sin nombre.
Por el infinito ascenso del mineral abrumado.
Caminas ahora hacia la incógnita imprecisa del último vuelo.
Y aquí nos dejas, amigo, huérfanos de palabras y romero,
parapléjicos de versos y albahaca,
con los ojos vueltos hacia el vacío de la altura,
la misma que se corona con la luz inmaculada de tu partida.
Deja que hagamos hoy, con el postrero aliento de nuestro llanto,
un fuego de campamento en la cima de la añoranza,
que hoy, más que nunca, la montaña se encuentra herida
por el repentino vacío de tu paisaje.

Espéranos, Daniel,
ya estamos preparando nuestras mochilas.

 

Feliz viaje


Para Miguel Ángel Esteve

El silencio.
El palpito frutal de la madreperla y la acuarela.
La premura del paisaje.
La tiza virtual de los besos que se esconden
sobre los dobladillos del lienzo enamorado.
El infinito elixir del oleo desbocado.
La presencia.
El desnudo eco de la luz dormida.
El silencio.
El yermo territorio del horizonte huero.
Y, de nuevo, la frágil desnudez del pastel,
el íntimo arrullo del alba desbocada,
el sendero sempiterno de la esperanza nunca huida,
nunca desgajada.
Feliz viaje, compatriota de sueños.
Feliz viaje,
feliz paraíso eterno.

Estoy feliz


Existen días dorados y días grises.
Lágrimas desalentadas y lágrimas de alegría.
Copas pletóricas y copas vacías.

Existe el amanecer y el ocaso.
La vida y la muerte.
La voz y el silencio.
Existe la tierra y el cielo.
Y también existe la mediocridad.
(Menos mal que todos a los que amo, y me aman, se han salvado de esta pandemia)

Os quiero.
Va por vosotros.
El resto es pura especulación por el mero aburrimiento de vivir.