Bienvenidos al hogar de mi alma

Mes: febrero 2012 (Página 2 de 4)

Con el calendario en la nuca

Perdona, Maripepe, pero no he podido cogerte el teléfono antes, se me ha quedado enterrado entre un montón de papeles azules y versos descuartizados por la gramática y el llanto repentino. Tareas de esas que dejas para la eternidad del olvido y que no quieres que se pierdan entre los envoltorios de las magdalenas y los calcetines a punto de zurcirse por la desidia de no verlos. Es que el calendario se me amontona. Es año bisiesto y, encima, el año del dragón y eso siempre impone, aunque no sepamos lo que significa. Vuelta a los escenarios, a coronarme de reina, este fin de semana a Salamanca, el otro a Almería. Una exposición con poemas que se cuelan entre el arte. Más versos que se hacen voz en la garganta de mi hermana y proyectos que van y vienen como el que se sube a un tren sin destino y sin maleta. Y ahora, entre tanta vorágine, es cuando una se pregunta: ¿por qué no me habré dedicado a hacer punto de cruz y a ver la telenovela como todas las mujeres decentes?, ¿por qué no habré sido santa como las monjas me enseñaron en mis años de catequesis?, ¿por qué Dios y Franco, y viceversa, me hicieron rebelde y me empujaron a conocer el néctar concupiscente de la poesía?… Maripepe…Maripepe… ¿tú me escuchas?… ¡¡Hala, otra que se ha ido a freír albóndigas en la soledad de los calendarios iguales!!

Cuando la vejez aprieta, llamemos a los poetas: Miguel Hernández


El espíritu de la lucha no se ha quedado mudo.
No se ha quedado petrificado en el plasma de un «guonderbra» envolvente en tres dimensiones, sobre los subtítulos de un Yoda que nos invita a ser nuestro padre, más allá de la comunión y el catecismo.
No nos hemos quedamos parapléjicos de esperanza, desvirtuados en tres dimensiones, y ni los reset ni los «game over» nos hacen desistir. La juventud lleva un reguero de sangre de todas las sangres del universo.
Pero cuando la vejez se asoma por entre las rendijas del pueblo, es hora de llamar a los poetas.

 

La vejez de los pueblos.
El corazón sin dueño.
El amor sin objeto.
La hierba, el polvo, el cuervo.
¿Y la juventud?
En el ataúd.
El árbol solo y seco.
La mujer como un leño
de viudez sobre el lecho.
El odio sin remedio.
¿Y la juventud?
En el ataúd.

Miguel Hernández de «Cancionero y Romancero de Ausencias» (1941)

Bob Marley y el amor

Tú dices que amas la lluvia, sin embargo usas un paraguas cuando llueve.

Tú dices que amas el sol, pero siempre buscas una sombra cuando el sol brilla. 

Tú dices que amas el viento, pero cierras las ventanas cuando el viento sopla. 

Por eso tengo miedo cuando dices que me amas.

Bob Marley

Sueño, muerte y eternidad


Quiero dormir sobre el anonimato gris de la piedra y el musgo,
dejarme caer por los barrancos perpetuos
donde las rapaces inventan coreografías de lluvia.
Ser, sólo, mármol de cementerio,
adobe de balneario
o granito circunspecto en los templos del olvido.
Y así, aletargarme en los siglos
sobre la eternidad que ruge
en un horizonte de verdades decapitadas.

Cuando el vacío aprieta, llamemos a los poetas: Antonio Machado

 Corren malos tiempos para el pensamiento.
La memoria se ha convertido en una voluta de silla palaciega tras la que sólo queda el humo estelar de una presencia enmascarada.
Reverencias y perdones.
Maceteros adornando los cementerios y pendones cayendo de las fiestas patronales para el desfile laureado de los vencedores.
¿Dónde está el hombre que busca más allá de su propia somnolencia?…
Es hora de desterrar el bostezo y la desidia.
Es hora de retomar la voz del poeta. Es hora de llamar a Antonio Machado.

«-Nuestro español bosteza.
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
-El vacío es más bien en la cabeza.»

Antonio Machado de «Proverbios y Cantares» (1912)

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